Sorry to Bother You: Denunciando estructuras

Autora: Verónica Mardones García

Si no generas conciencia, el sistema te consume. Con esta idea nos adentramos a un escenario apocalíptico que retrata el riesgo de pertenecer a una sociedad captada por un sistema capitalista, encerrada en pilares ambiciosos e individualistas, regidos por una base que resalta la distinción de clases en torno a lo económico. La cinta dirigida y guionizada por Boots Riley: Sorry to Bother You, retrata de manera exacerbada la realidad de un sistema que aliena al pueblo. Su protagonista, Cash, trae consigo la noción de la clase en sí, es decir, muestra el caos del resultado de un hombre enajenado, que no es consciente de su realidad, frente a un entorno sometido por un poder que ya no contempla el valor y el respeto por lo humano. No es posible entender una obra sin lo que está a su alrededor. Somos conscientes de que la historia se construye a través de causalidades, hay una sucesión de hechos históricos detrás de la invención de las grandes empresas en el poder que tiene que ver con la privatización, todos los giros en los preceptos que nos rodean se dan como resultado de una ruptura; entendiendo esto de manera amplia, y siendo conscientes de la rapidez en la que se mueve el mundo, podemos adentrarnos al contexto planteado en el filme; donde las empresas privadas tienen un poder casi absoluto, logrando que sus acciones no sean cuestionadas. La obra muestra un espacio donde el proletario se siente pequeño e impotente ante las atrocidades que se cometen; en el caso de Sorry to Bother You, presentadas con la verosimilitud que logran ciertas características que construyen a los personajes: la artista preocupada por lo social, el hombre de color intentando ascender en un país dominado por blancos, o el empresario inhumanizado y consumido por su ambición. A través del guión y la actuación, el film retrata de forma creíble la lucha que conlleva ser parte de una sociedad en decadencia, que concibe el progreso a partir de las mejoras en la producción. El filme, además, juega y experimenta al presentar los límites de lo que este sistema es capaz de hacer para incrementar sus utilidades, hay una confrontación de lo humano y lo material, donde, si nos regimos por la inmensidad de un sistema que prioriza el capital económico, lo humano se minimiza.

La película denuncia el modo de opresión capitalista, mostrando la realidad a través de una lucha de clases, donde se contrapone la conciencia de clase con el alineamiento que busca este sistema, resultando, en el caso del protagonista, en una suerte de psicología del oprimido, que en vez de buscar una liberación colectiva, aspira a estar en el lugar de quien oprime y tener sus beneficios. Cash se aleja de lo verdadero y se adormece con lo banal, con la posibilidad de usar un ascensor exclusivo, con el reconocimiento que otorga sentirte parte de lo que el sistema avala como elevado. Además, la sociedad y el escenario que representa, atrapa con su verosimilitud al espectador en aspectos que retratan injusticias, encierro y opresión. El filme aparenta ser real a través de la forma, del equipo detrás de la realización, que muestra a los obreros convertidos en mitad caballos de una manera que podría acomodarse a lo que imaginamos o construimos con las ideas que adoptamos de nuestra realidad. Asimismo, muestra realismo al retratar situaciones críticas cotidianas y visualizarlas a modo de denuncia, situaciones que están a nuestro alrededor todo el tiempo, y que de alguna manera normalizamos; el hecho de que hay familias perdiendo sus hogares, mientras otros espacios se inundan en dinero, o que hay una suerte de explotación y aprovechamiento de quienes viven en situación vulnerable, de quienes necesitan un empleo, del tío de Cash que considera entrar a un sistema que sabe que lo someterá buscando saciar las necesidades básicas de su hogar. Muestra un espacio donde la estructura, es decir, las bases económicas, y la superestructura, las leyes, la educación en torno a los derechos humanos, ilustran una decadencia en la sociedad, dando como resultado al individuo que representa el protagonista: un hombre corrompido y enajenado por el orden que lo rodea, atrapado por un círculo de poder enfermizo.

Se ilustran las injusticias de una sociedad en distintos niveles, principalmente a través de la distinción de clases: por un lado, los vendedores, la clase obrera, que al crear una conciencia de clase y exigir los derechos que les corresponden, se confrontan al sistema que los somete, al Estado y a la burguesía; conscientes de que para ello es necesario el trabajo colectivo, se lucha formando un sindicato, con protestas donde muchos salen heridos, pero continúan porque los mueve la creación de un cambio. Además, aborda temas transversales en este sistema de exclusión y opresión por parte de ciertos grupos elitistas, el racismo en una sociedad controlada por los burgueses blancos, donde para ganar lo necesario, el personaje busca adentrarse a esta, usando su white voice para ascender, despojándose de lo que es. Denuncia una problemática aún latente a pesar de la evolución de la lucha racial. Se trata de una confrontación entre el sometido y el sistema, donde el sistema gana si no se adquiere consciencia de clase, desprendiendo al hombre de su valor humano; la estructura y el poder lo conciben como un animal, un experimento, un instrumento que enriquece y engrandece al opresor.

De esta manera, Sorry to Bother You aborda diferentes problemáticas alrededor de las políticas de la diferencia que evolucionan, mutan, y persisten en un sistema controlado por el capital. A través de la sátira y elementos fantasiosos, el filme actúa como una suerte de espejo alternativo, que refleja las estructuras que rigen nuestra convivencia y acción social en torno a los intereses de las grandes compañías. Se otorga al espectador elementos para ampliar su mirada a través de capas en un escenario apocalíptico que, develándolos poco a poco, no está tan alejados de nuestra realidad contemporánea.