Karem Adelaida Garabito Herbas
Para el desarrollo de este escrito, se escogieron las obras de la escritora inglesa JK Rowling, la mente creadora detrás del mundo mágico de Harry Potter y sus derivados. Las obras en concreto serán “Harry Potter” (en este caso será la saga por completo, ya que los siete libros son parte de una obra o proyecto, los siete forman una unidad total); “Animales fantásticos y dónde encontrarlos” y “El Ickabog”, libros que van desde su primera obra publicada y aclamada hasta una más o menos reciente que no esté tan cerca de Harry Potter.
Las tres obras, de manera genérica, pertenecen al género literario fantástico, literatura juvenil e incluso literatura para niños; la esencia en contenido de estas obras está en que imaginan un mundo fantástico oculto entre nosotros, los tres imaginan y crean criaturas completamente nuevas, algunas mitológicas y/o medievales, narran el panorama y ambientación de bosques encantados, castillos, escuelas, maletas que son zoológicos, reinos, etc. Elementos fantasiosos que dejan volar la imaginación. Dentro de este estilo está el humor, a veces sutil otras muy presentes, con personajes fuertes con personalidades fuertes, destacando siempre ese valor y esa fuerza en la amistad y emociones fuertes como el odio y el amor. Otro punto en común, es que sus protagonistas a lo largo de la historia van haciendo amigos, algunos peculiares, pero que los ayudan en momentos críticos y a la hora de la batalla final o decisiva, exponen a ese amigo leal, además de ser muy humanos (con fortalezas y debilidades).
A partir de estas tres obras, y lo que contemplan en sí mismas, es posible derivar que en concreto una obra de arte debe:
Hacerte sumergir en un nuevo mundo o pensamiento o forma de ver las cosas.
Derivar en algo especial, no importa si está inspirado en algo ridículo o banal.
Permitirte darle rienda suelta a la imaginación.
Hacerte emocionar o despertar emociones fuertes a medida que avanzas en la obra.
Sentirse como del autor pero también: del lector.
Re imaginar lo común, lo típico.
Englobar cierto misterio.
Tener cierta complejidad en sus elementos (personajes).
Ya se mencionó lo que específicamente tiene y debe tener la obra, pero, ¿Qué pasa con el autor? Llamamos a JK Rowling como la autora de estos libros, porque sabemos que los escribió ella, imaginó y diseñó ese mundo mágico para sus lectores y para sí misma sin colocarse en el centro de todo. JK Rowling se volvió un referente de la literatura mágica para una generación. En los libros, no habla ella como tal, más bien, habla desde alguien más, un relator o el mismo personaje, pero nunca es ella; hasta que la escuchas hablar del tema, Rowling desaparece y entras a un nuevo mundo. Su autoría, o derecho de esta, recae en el hecho de que podemos sentir a través de las obras su locura, ya que nadie más hubiera pensado o imaginado todo lo que ella hizo, ciertamente se retrata o retrata vivencias en la obra, aunque exagera ciertas partes, como el personaje de Hermione quien es ella cuando era niña solo que más inteligente, pero no se impone en la pieza artística.
Y, una pieza artística como tal debe mostrar la intención del autor pero no imponerse para poder dar libertad de interpretación subjetiva al espectador. Debe dejar a la mente interpretarla y darle un significado sin necesidad de que el autor intervenga y también, dejar que el público se apropie de dicho concepto con las guías del autor en momentos clave o de duda; para que pueda llamarse a sí misma una obra.
Reseña:
La obra escogida es la saga de Harry Potter, JK Rowling tardó cinco años en publicar la primera parte, tiempo transcurrido entre la idea y la transcripción, además del factor de que muchas editoriales no querían publicar el libro. A nivel personal, JK Rowling pasaba por un estado bastante crítico en su vida, estaba en una situación crítica económicamente y además su madre había fallecido. Harry Potter es la prueba de perseverancia y constancia en lo que uno ama y le apasiona hacer, como en este caso a Rowling le encanta escribir, y gracias a su trabajo y pasión su obra es mundialmente conocida, dándole la posibilidad de extender ese universo. Quizás una cuestión es el saber ¿Hasta cuándo una obra puede extenderse sin perder su esencia y volverse puramente comercial?
La obra de Harry Potter es el inicio de algo completamente diferente en cuanto a narrativa y no tanto a temática. La historia es de un niño huérfano que vive con sus tíos en Londres y es maltratado, que no sabe que es mago hasta que la escuela de magia va a reclutarlo, de ahí empieza su encrucijada para aprender nuevas cosas del mundo de magia, encontrar nuevos amigos, hacer algunos enemigos por los conflictos entre las casas o fraternidades que tiene el colegio, vivir las típicas experiencias de un adolescente (el primer calor), siempre bajo peligro mortal por la amenaza del antagonista y del villano. A lo largo de la historia se puede apreciar que en el mundo mágico también hay división de clases sociales y razas, como en la sociedad actual/real, también claros conflictos de intereses entre los personajes y el personaje principal consigo mismo, y todo esto ocurre ambientada en la década de los 90s en Londres.
Cada vez que se mencione a Harry Potter, probablemente lo asociemos a esa expresión cultural que denotó principalmente en niños y adolescentes, el hecho de identificarse con los personajes o las casas del colegio de magia a la que perteneces y demás aspectos comerciales de la obra le añaden cierta emoción. Pero lo que hay que ver y analizar no es el impacto o las adaptaciones cinematográficas, si no el contenido del libro, el escrito en sí. Sin duda el mundo mágico, como lo mencioné anteriormente, es parecido a la sociedad contemporánea, hay discriminación, división de clases sociales y ese pensamiento de las razas superiores aun latente, teniéndose a ellos mismos, los magos, como la cúspide, los que están por encima de los mugles (término que se popularizó como una forma de insulto a aquellos que no compartían gusto y en la obra término para referirse a los no magos “personas normales”). Muy a parte de estos reflejos sociales, también muestra problemas familiares, el sentido de obligación para con la sangre, y también los traumas psicológicos que implicaba cada vez que Voldemort (el villano, el malo) aparecía para buscar conseguir su cometido, que siempre estaba seguido de muertes, traición y miedo, incluso una secta que lo seguía y adoraba, y creía en su propósito: eliminar a los mestizos, los impuros y denigrar a los no magos, conquistando por completo el mundo mágico. Puede verse incluso algo del periodo post nazi en esto, de cuando eran perseguidos por sus crímenes contra la humanidad, así mismo pasó con los mortífagos, seguidores de Voldemort. Que tan malo no era, por respetar las vacaciones de Harry y del colegio para atacar, sin duda él también era estudiante (solo un dato cómico).
Harry es un héroe que a pesar de ser mago y de conocer hechizos muy poderosos mantiene la debilidad de la vista, de su corazón y emociones, hecho que lo hace muy humano, pero no solo a él, también a sus amigos y a sus antagonistas, tal es el caso de Draco Malfoy. Es un poco retorcida la idea de que estudiantes (no en su mayoría, también hubo adultos), deban enfrentarse a otros adultos y asesinos para defender su escuela y derrotar a un ser malo, o que al menos ellos consideraban malo. Supongo que ahí está retratada la idea/creencia de que la valentía sale de cualquier ser, con ayuda de criaturas mágicas, algunas comúnmente asociadas a lo bello, como los pegasos, y otras un tanto más asociadas al miedo, como los dementores, pero que no dejan de ser bellas. En esto también juega la estética y belleza de la obra, criaturas mágicas, paisajes encantados, etc. Que suman a la riqueza del escrito, porque si está plasmado en palabras, la mente del lector puede imaginarlo, vivirlo, sentirlo a su gusto y a su manera, con todas la referencias que este mismo ha ido recolectando a lo largo de su experiencia.
Con Harry Potter se puede evidenciar que la obra habla por sí misma, el autor ya no es de relevancia para el lector, a menos que este quiera datos curiosos o algo por el estilo, pero de manera general, la obra se vale por sí misma y no recae sobre esta el culto al autor o el peso de su nombre, porque ya ha ascendido a un nuevo plano de lo que una obra aspira a ser, formó su propia expresión cultural, el autor es solo una pieza más dentro de todo, no es el centro autoritario.
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