Tienes una sobredosis de adrenalina, sales de la página 914 deseando derrumbar una pared a cabezazos. JoJo’s Bizarre Adventure (Jump Comics, 1987) es un manga extraño, la obra de Hirohiko Araki logra un balance inusual entre el combustible para memes en su iconicidad y una historia que es testosterona en dosis compaginadas para esos cuando no te sientes lo suficientemente hombre. Es en este éxtasis inicial que los seguidores de la saga se quedan varados, sin embargo, la obra goza de una profundidad oculta que es sugerente mencionar. Jojo’s Bizarre Adventure es una de las obras pictóricas más influyentes e influidas del siglo XX.
Tan solo en su primera parte, titulada Phantom Blood, la historia presenta los siguientes personajes: un joven aristócrata, un hijo adoptivo, un padre desnaturalizado (lo suficientemente basura como para estar en una novela de Dickens), lords ingleses, ghouls, Jack el Destripador, la reina Elizabeth y un maleante llamado Vagón Rápido. Para alguien que no conoce JoJo’s, esto puede sonar como un desastre del calibre del terremoto de Haití. No culpo al que piense que mezclar estos elementos con un típico manga japonés lleve a que la historia esté colada con chicle. No obstante, cuando te sumerges dentro de las aventuras estilo penny dreadful de Jojo’s, la trama demuestra que ninguna de estas referencias es fortuita. Jack el Destripador, los caballeros de la Reina o los maleantes ingleses, generan una ambientación victoriana única en su tipo. Generalmente cuando uno lee esta clase de obras, no se puede quitar el gusto de los tropos japoneses que, inevitablemente, tiñen a la obra. Cada uno de los personajes que aparece tiene el propósito de enriquecer a la obra.
Otro aspecto en el que la obra refleja la dexteridad de su storytelling, es a través de la escala.
La primera parte de la historia es relativamente tranquila, lo que está en riesgo es algo personal, solo compete a los dos personajes principales. La rivalidad entre dos hermanos, Jonathan y Dio, buscando cosas distintas de su padre; mientras Jonathan busca amor y aceptación, JoJo tiene un corazón noble que lo caracteriza por el resto de la historia. Dio ve la vida como una competencia descarnada, quiere quebrar el espíritu de su hermano, haciendo que su padre lo vea como la opción lógica para heredar su vasta fortuna, así consiguiendo una oportunidad para convertirse en el hombre más rico del mundo. Hasta aquí la historia es íntima, pero la rivalidad se va haciendo más y más intensa, mientras esa rivalidad se fortalece, se van introduciendo nuevos personajes con nuevos poderes. La escala aumenta progresivamente, hasta que lo que se pone en riesgo al final del arco es un destino mucho más grande que cualquiera que Jojo y Dio podrían haber imaginado juntos.
Es aquí donde yace la verdadera fortaleza de JoJo’s: en su habilidad de reciclar productos culturales, resignificando y dando un nuevo valor dentro de un universo alternativo, mientras más de estos elementos se introducen, más grandes son los elementos que se ponen en riesgo. Esos son los rasgos de una gran narrativa.
Siempre es importante ver más allá de las ganas de comerte un filete crudo de la hombría que te de una historia, ver que el mame tiene una causa, siendo este que Jojo’s ha influido a tantas historias que han marcado a la juventud actual, desde Dragon Ball, hasta las películas de acción occidentales que rompen taquillas el día de hoy. Todos tenemos algo de JoJo’s dentro nuestro.
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